Clasificación
Las bacterias se
clasifican de varias maneras:
Nombres
científicos: las bacterias, al igual que otros seres vivos, se clasifican por
género (basado en la existencia de una o varias características comunes) y,
dentro del género, por especie. Su nombre científico se compone del nombre del
género seguido por el de la especie a la que pertenecen (por ejemplo,
Clostridium botulinum). Dentro de una especie, puede haber diferentes tipos,
denominados cepas. Las cepas difieren en su composición genética y en sus
componentes químicos. En ocasiones, ciertos medicamentos y vacunas solo son
efectivos frente a determinadas cepas.
Tinción: las
bacterias pueden ser clasificadas por el color que adquieren después de que se
les apliquen ciertos productos químicos (tinciones). Uno de los colorantes
utilizado frecuentemente es la tinción de Gram. Algunas bacterias se tiñen de
azul, por lo que se denominan grampositivas. Otras se tiñen de color rojo son
las gramnegativas. Las bacterias grampositivas y las gramnegativas se tiñen de
forma distinta porque sus paredes celulares son diferentes. También causan
diferentes tipos de infecciones, y hay distintos tipos de antibióticos eficaces
contra ellas.
Formas: todas las
bacterias se pueden clasificar en una de las tres formas básicas: esferas
(cocos), bastones (bacilos) y espirales o hélices (espiroquetas).
Necesidad de
oxígeno: las bacterias también se clasifican en dos grupos, según si necesitan
oxígeno para vivir y crecer o no les es necesario. Las que necesitan oxígeno se
denominan aerobias, y las que tienen problemas para vivir o crecer en presencia
de oxígeno se denominan anaerobias. Algunas bacterias, llamadas bacterias
facultativas, pueden vivir y crecer con o sin oxígeno.
BACTERIAS EN EL
ORGANISMO
El cuerpo
contiene habitualmente varios cientos de especies diferentes de bacterias, pero
la cantidad de estos microorganismos en el cuerpo se cuenta por billones. Las
bacterias superan en número a las células del cuerpo, en una proporción
aproximada de 10 a 1.
La mayoría de
estas bacterias viven en la piel y los dientes, en los espacios entre los
dientes y las encías y en las membranas mucosas que recubren la garganta, el
intestino y la vagina. Las especies difieren en cada parte del cuerpo, lo que
refleja la diversidad de ambientes en las distintas partes del organismo.
Muchas de ellas
son anaerobias, es decir, no necesitan oxígeno para vivir.
Por lo general,
dichos microorganismos anaerobios no causan enfermedad. Muchos tienen funciones
útiles, tales como ayudar a descomponer los alimentos en el intestino.
Sin embargo,
estas bacterias pueden causar enfermedades si las membranas mucosas están
dañadas. Entonces, las bacterias pueden penetrar en tejidos que normalmente
están fuera de su alcance y que no tienen defensas contra ellas. Las bacterias
pueden infectar las estructuras cercanas (como los senos paranasales, el oído
medio, los pulmones, el encéfalo, el abdomen, la pelvis y la piel) o entrar en
el torrente sanguíneo y diseminarse.
Defensas
bacterianas
Las bacterias
tienen muchas formas de autodefenderse.
Biofilm
Algunas bacterias
segregan una sustancia que les ayuda a fijarse a otras bacterias, células u
objetos. Esta sustancia se combina con la bacteria para formar una capa
adherente llamada biofilm o biopelícula. Por ejemplo, ciertas bacterias forman
un biofilm en los dientes (llamado placa dental). El biofilm atrapa partículas
de comida, que las bacterias procesan y utilizan, y en este proceso es probable
que causen caries dentales. Las biopelículas también ayudan a proteger a las
bacterias de los antibióticos.
Cápsulas
Algunas bacterias
están envueltas en una cápsula protectora. Esta cápsula ayuda a las bacterias a
evitar ser ingeridas por los glóbulos blancos o leucocitos, que se encargan de
combatir las infecciones. Tales bacterias reciben el nombre de encapsuladas.
Membrana externa
Bajo la cápsula,
las bacterias gramnegativas tienen una membrana externa que las protege contra
ciertos antibióticos. Al deteriorarse, esta membrana libera sustancias tóxicas
llamadas endotoxinas, que contribuyen a la gravedad de los síntomas en las
infecciones por bacterias gramnegativas.
Esporas
Algunas bacterias
producen esporas, una forma bacteriana inactiva (latente). Las esporas permiten
a las bacterias sobrevivir cuando las condiciones ambientales son difíciles.
Cuando las condiciones son favorables, cada espora germina y se transforma en
una bacteria activa.
Flagelos
Los flagelos son
filamentos largos y delgados que sobresalen de la superficie celular y permiten
el movimiento de las bacterias. Las bacterias sin flagelos no pueden moverse
por sí mismas.
Resistencia a los
antibióticos
Algunas bacterias
son resistentes de natural a los antibióticos.
Otras bacterias
desarrollan resistencia a los medicamentos, bien porque adquieren genes de
otras bacterias que se han vuelto resistentes, bien porque sus propios genes
sufren mutaciones. Por ejemplo, poco después de que la penicilina fuese
introducida a mediados de la década de 1940, unas pocas bacterias individuales
Staphylococcus aureus adquirieron genes que hicieron que la penicilina fuese
ineficaz frente a ellas las cepas que poseían estos genes especiales tenían una
ventaja evolutiva cuando se usaba la penicilina de modo habitual para tratar
infecciones. Las cepas de Staphylococcus aureus que carecían de estos nuevos
genes fueron destruidas por la penicilina, lo que permitió que las bacterias
resistentes a la penicilina se reprodujeran y con el tiempo se volvieran más
comunes. Posteriormente, los químicos alteraron la molécula de la penicilina,
creando un medicamento diferente pero similar, la meticilina, que podía matar a
las bacterias resistentes a la penicilina. Poco después de ser introducida la
meticilina, ciertas cepas de Staphylococcus aureus desarrollaron unos genes que
las hacían resistentes a la meticilina y fármacos similares. Estas cepas se
llaman Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina (SARM).
Los genes que codifican
la resistencia a los medicamentos pueden pasar a las siguientes generaciones de
bacterias, o incluso a veces a otras especies de bacterias.
Cuanto más
frecuente sea el uso de antibióticos, más probable es el desarrollo de
bacterias resistentes. Por lo tanto, los médicos tratan de utilizar los
antibióticos solo cuando son necesarios. Administrar antibióticos a personas
que probablemente no tengan una infección bacteriana, como las que tienen tos y
síntomas de resfriado, no causa una mejoría de los síntomas, sino que favorece
la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos. El uso extensivo de
los antibióticos, que han sido a veces muy mal utilizados, ha provocado el
desarrollo de muchas bacterias resistentes a algunos de ellos.
Las bacterias
resistentes pueden transmitirse de persona a persona. Dado que los viajes
internacionales son tan frecuentes, las bacterias resistentes pueden propagarse
a muchas zonas del mundo en poco tiempo. La propagación de estas bacterias en
los hospitales es un problema importante; las bacterias resistentes son
frecuentes en los hospitales porque allí los antibióticos son necesarios en
muchas ocasiones, y tanto el personal del hospital como los visitantes pueden
propagar la bacteria si no siguen estrictamente los procedimientos sanitarios
adecuados. Además, muchos pacientes hospitalizados tienen el sistema
inmunitario debilitado, por lo que son más vulnerables ante las infecciones.
Las bacterias
resistentes también pueden transmitirse de los animales a las personas; son
frecuentes entre los animales de granja, porque a menudo se administran
antibióticos de forma rutinaria a los animales sanos para prevenir infecciones
que puedan afectar el crecimiento o causar enfermedades.
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